Cada vez deberíamos utilizar menos papel para hacerle un gran favor al medio ambiente y llenar de menos basura el entorno, sin embargo el volante o flyer sigue siendo una herramienta recurrente en América Latina para muchos usos comunicaciones desde el ámbito comercial y electoral; por eso quiero compartirles algunas claves para que su volante o flyer tenga el impacto esperado.
Un volante debe contar con un buen desarrollo gráfico que impacte de entrada y llegar a sorprender al usuario con su texto y desarrollo.
Trate de ponerle alguna utilidad a su pieza. Por ejemplo un crucigrama, sudoku, teléfonos de utilidad, un mapa, agenda cultural u otro recurso, hará que la persona lo conserve y quizá en el hogar su mensaje se multiplique por 5.
Un volante, desde su entrega, debe ser consumido en un máximo de 15 segundos.
Un volante debe tener 5 elementos de estímulo básico e información sencilla y práctica de ubicación.
Un volante repartido sin posibilidad de un contacto físico para ahondar en el producto es inútil.
El primer estímulo de un volante es la presentación y actitud de quien me lo entrega, como pasa con casi todas las piezas de entrega externa.
Un volante sin ritual de entrega va directo a la basura.
El material del volante marca una experiencia sensorial que es clave y debe pensarse en la misma línea de la experiencia del producto o servicio.
El olor de la impresión del volante marca una experiencia sensorial particular que también debe pensarse por la inmediatez entre el tiempo de producción y el de distribución
Revise las papeleras cercanas y recicle los volantes en buen estado allí presentes por dos motivos: que otros no vean desperdiciado o ignorada su oferta y también para optimizar recursos.
Más detalles y formación para cada caso o necesidad particular puede obtenerla con nuestros cursos, consultoría, asesoría o entrenamientos virtuales y reales en Marketingpoliticoygobierno.com Miguel Jaramillo Luján Consultor Político
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