Es una frase que le escucho decir muchas veces a gobernantes que asesoro en su tarea de gestión pública y a la hora de comunicar. Y lo primero que se me viene a la mente es que ya he participado en equipos de trabajo de varios gobiernos y la sensación humana no deja de ser muy desagradable: te esfuerzas al máximo, sacrificas las noches y los fines de semana de tu familia, no ves crecer a tus hijos, dejas las actividades que te gustan por estar al tanto de la seguridad, la movilidad, la educación y cientos de temas que ocupan los 7 días y larguísimas jornadas, con un salario que no es coherente a la dedicación y el desgaste personal y adicionalmente sientes que la ciudadanía nunca termina de estar plenamente satisfecha e incluso debes cuidar tu vida e integridad de algunos que pretenden agredirla.
La mayor satisfacción de la tarea de gobierno es cuando las decisiones que tomas, repercuten en la calidad de vida de las personas más vulnerables de una ciudad, con obras concretas que te permiten quedar en la memoria y el afecto de los ciudadanos, aunque también hay que agradecer – a menudo- a los críticos y opositores, pues cuando se expresan con respeto y altura, logran que comprendamos mejor las situaciones e incluso a veces recompongamos el camino. Miguel Jaramillo Luján Consultor en Liderazgo y Marketing de Gobierno
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