Mucho se ha dicho sobre los efectos negativos que trae la Inteligencia Artificial (IA) y el Big Data para la política. En los medios de comunicación y noticieros existe la sensación de una política oscura que degrada la democracia, apoyándose constantemente en el caso aislado de Cambridge Analytica, dejando de lado los beneficios que trae el uso responsable de estas herramientas.
Es innegable que todo avance tecnológico trae consigo sus desventajas, pero también hay enormes beneficios; habrá también personas que se resistan a estos cambios, mientras otros aplauden con alegría las nuevas innovaciones. Sin embargo, pese a la posición que se tenga al respecto, el avance tecnológico es y seguirá siendo una constante en la sociedad.
Con las políticas de gobierno sucede algo parecido, si no se actualizan, su papel será cada vez más deficiente y otros agentes actuarán en su posición. Emplear responsablemente el Big Data y las IA en el gobierno es una necesidad categórica y puede ser fundamental en varios aspectos: acercar el Estado a la gente, aumentar la participación ciudadana y mejorar los servicios de gobierno. Además, hay otros beneficios:
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Toma de decisiones más informadas: Al analizar el Big Data, los gobiernos pueden tomar decisiones más informadas que respondan a la realidad. Ejemplo de ello es la administración de Barcelona que en 2018 lanzó un proyecto llamado “Sentilo”, que emplea sensores de Internet de las cosas (IoT) para recopilar datos sobre el tráfico, la calidad del aire y otros factores ambientales. Los datos obtenidos se analizan para ayudar a los funcionarios de la ciudad a tomar decisiones sobre la gestión de la ciudad.
Mejora de la eficiencia gubernamental: Las IA y el Big Data pueden ayudar a los gobiernos a mejorar la eficiencia en la prestación de servicios públicos, como la atención médica, la educación y la seguridad pública.
Mejora de la seguridad: Uno de los factores que más preocupa a las personas en sus ciudades es el peligro en las calles, sin embargo, una ciudad puede mejorar su sistema de seguridad empleando IA. Tal es el caso de Nueva York, donde se adquirieron productos y servicios de IA para ampliar sus capacidades de seguimiento y análisis de publicaciones en redes sociales en el marco del Proyecto de Supervisión de Tecnología de Vigilancia (Stop). Con esto se busca analizar el comportamiento humano en línea y así, detectar y predecir fraudes y delitos.
Detección temprana de problemas: Las IA y el Big Data pueden ayudar a los gobiernos a detectar problemas antes de que se conviertan en crisis, como la detección temprana de enfermedades o la prevención de desastres naturales. Así sucedió en 2020 en Estados Unidos, donde investigadores desarrollaron un modelo de aprendizaje automático que utiliza Big Data y análisis de redes sociales para detectar brotes de enfermedades antes de que se conviertan en epidemias.
La lista de beneficios puede continuar, y más en este campo, donde aún se emplean tecnologías obsoletas y la incorporación de nuevas tendencias es muy lenta. Sin embargo, es importante hacer el llamado a la integración de nuevos avances bajo un marco ético y responsable. El uso indiscriminado de Inteligencia Artificial en política puede ser totalmente contraproducente, además no se puede continuar con la satanización de estas herramientas que llegaron para quedarse. Es nuestra decisión si observa con malos ojos el avance tecnológico y se gobierna desde el pasado o se integra la innovación a un gobierno del presente.
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