En la primera cita con las urnas que tuvieron este año los ecuatorianos, ninguno de los candidatos logró más del 50% de los votos o al menos un 40% de ellos con una ventaja de 10 puntos sobre el adversario más cercano. A la fecha de este escrito Andrés Arauz, el delfín del correísmo aún no tiene un contrincante y Guillermo Lasso y Yaku Pérez aún pelean voto a voto por ese segundo puesto para competir en abril. Sin embargo, la jornada electoral del pasado domingo ya nos deja algunas lecciones:
La Revolución Ciudadana está viva
Con los resultados de Arauz y en la Asamblea Nacional ha quedado demostrado que el correísmo sigue vigente, a pesar del paso por Carondelet de Lenin Moreno, que se hizo elegir con el aval de Rafael Correa pero una vez en el poder abrazó tesis neolliberales que sus votantes llamaron traición. Si bien Arauz fue un funcionario destacado del gobierno de Correa, no deja de ser catalogado como un delfín del expresidente Correa y en torno a él giró la campaña.
2. El movimiento indígena sería la tercera vía
Durante la campaña fue el único candidato que mantuvo un crecimiento constante en intención de voto, reconocimiento y favorabilidad. El hecho de que—hasta ahora—el segundo mejor posicionado en el escrutinio sea Yaku Pérez y el movimiento Pachakutik, consolida la idea de que este sector ahora tiene voz propia, se ha impuesto como una tercera vía al clivaje izquierda derecha tradicionales y dejó de ser un referente cultural para transformarse en una fuerza política que lideró unas protestas que significaron un duro revés para Lenin Moreno. El mensaje de capitalizó Yaku Pérez fue el descontento social.
3. Crisis de representatividad
En estas elecciones confluyeron cerca de 280 partidos y movimientos, lo que dispersó el voto, redujo la madurez políticos y contribuyó a la falta de ideas claras. Tantas tendencias llevaron a que por primera vez en la historia electoral del vecino país se presentaran 16 binomios presidenciales. Esta atomización política pone de manifiesto un crisis de representatividad donde algunos candidatos solo buscaban reconocimiento, pues eran conscientes que no tenían ninguna opción de ganar.
4. Se apostó por el voto de izquierda
Si se suman los votos para Arauz, Pérez y Xavier Huerta, quien hizo buena marca y conquisto el voto joven en el norte del país, el resultado es que más del 70% de los ecuatorianos votaron por grupos de izquierda. Es decir, el conjunto del electorado rechazó las políticas del gobierno de Lenin Moreno, que en teoría serían mantenidas por el banquero Guillermo Lasso.
5. La segunda vuelta será difícil
La segunda vuelta que se celebrará el 11 de abril—día en que también se celebran las elecciones presidenciales en Perú y la elección de la constituyente en Chile—el escenario ecuatoriano, en medio de una pandemia y un proceso de vacunación lento, será muy complejo, sobre todo con una economía endeudada, el rampante fenómeno de la corrupción, la inseguridad ciudadana y la amenaza de protesta del movimiento indígena por un supuesto atisbo de fraude electoral. Si la segunda vuelta finalmente es entre Arauz y Lasso probablemente se imponga el correísmo y no haya necesidad de cambiar la estrategia electoral del Centro Democrático. Pero si la contienda es entre Yaku Pérez, el candidato de Rafael Correa tendrá que cambiar su discurso y se verá en aprietos con el candidato del movimiento indígena, pues este no tiene el enorme rechazo que pesa sobre Lasso y podría terminar recogiendo sus votos. Pero a esta historia aún le falta una parte.
Carolina Díaz @ma_carolinadiaz - Politóloga y Consultora Política
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