Estas deben ser las elecciones más polémicas de los últimos años en el Perú. Y no por fraudulentas y desiguales (aunque nunca se sabe) sino por mal organizadas e informales. La justicia electoral nos ha tenido de tropezón en tropezón desde que comenzó el proceso. Hasta hace unas semanas no teníamos claro quién postulaba y quién no, debido a los innumerables pedidos de exclusión presentados contra varios candidatos. De propuestas e ideas hemos tenido muy poco.
El descalabro cobró dos víctimas en las elecciones presidenciales: César Acuña, de Alianza para el Progreso —retirado por entregar dinero a cambio de votos— y Julio Guzmán, de Todos por el Perú —excluido porque su partido no cumplió con los procedimientos de inscripción—. Junto a ellos, diversas listas parlamentarias quedaron fuera por vicios en su inscripción y algunos candidatos al congreso fueron sacados por haberse comprobado que dieron dádivas a cambio de sumar electores. En veremos sigue la candidatura de Keiko Fujimori (Fuerza Popular) y la de Pedro Pablo Kuczynski (de Peruanos por el Kambio). Mención aparte merece el Partido Nacionalista Peruano, que actualmente ostenta el poder. Retiraron de la campaña a su candidato presidencial y a todas sus listas parlamentarias. El hecho habla del terrible momento de esta agrupación política. La carta que enviaron al Jurado Nacional de Elecciones contó con la rúbrica del mismísimo presidente Ollanta Humala, como miembro del partido. El argumento del retiro nacionalista fue la falta de garantías en el proceso electoral. Lo curioso es que ¡es el mismo Humala quien constitucionalmente debe garantizar ese proceso! El país, entonces, está de cabeza. Yendo al tema de la campaña propiamente, la cosa es muy sencilla: Habrá segunda vuelta entre Keiko Fujimori de Fuerza Popular (su promedio en las encuestas ha sido de 30%) y alguien más. Ese segundo lugar los disputan, claramente, tres candidatos: Pedro Pablo Kuczynski, Verónika Mendoza (de Frente Amplio) y Alfredo Barnechea (de Acción Popular), en ese orden según la última encuesta de IPSOS. Si usamos categorías ordinarias, son la derecha, la izquierda y el centro, respectivamente, agrupados en una especie de “todos por el segundo puesto”. Más atrás y casi sin chances de crecer figuran los expresidentes Alan García (de la Alianza Popular entre el Apra y el PPC) y Alejandro Toledo (de Perú Posible). ¿Qué ha generado este escenario? Lo inmediato ha sido una polarización por demás extraña. En las últimas semanas diversos colectivos y grupos organizados —auspiciados por políticos, periodistas, artistas, analistas, entre otros—, han salido a las calles de las principales ciudades del país para oponerse a la candidatura de Keiko Fujimori. Lo han hecho, sin embargo, sin proponer a ningún candidato como alternativa. De esta forma, el antivoto fujimorista —que llega al 49% según IPSOS— se ha dispersado entre las opciones antes mencionadas, configurando un escenario bastante favorable, en principio, para Keiko Fujimori quien con ello asegura su pase a segunda vuelta También, y en menor medida, la polarización sin rostro deja como beneficiario a Kuczynski en el entendido que Mendoza y Barnechea tienen el mismo electorado y se quitan votos entre ellos. ¿Qué podría evitar una segunda vuelta entre Fuerza Popular y PPK? Tal vez un error de último momento cometido por Kuczynski. El último fin de semana (sábado santo) en un evento público tildó a Verónika Mendoza de “una medio roja” que “nunca ha hecho nada bueno en su perra vida”. Las críticas hacia el ex ministro del régimen toledista no se hicieron esperar. De misógino para abajo le dijeron, sobre todo en redes sociales. Y aunque el candidato ha pedido disculpas un episodio como ese se paga caro en las encuestas. El tema es grave, porque cuando las encuestadoras sondean un hipotético enfrentamiento de segunda vuelta entre Keiko y uno u otro postulante, Kuczynski aparece como el único capaz de vencer a la hija del ex presidente Fujimori. Sea cual sea el resultado y con Keiko Fujimori a la cabeza lo que se avizora en el país es una segunda políticamente accidentada. Y es que todo indica que el movimiento antifujimorista buscará generar una oposición social masiva pero violenta, capaz de hacer frente a un posible régimen de Fuerza Popular. Esto supondría esperar —en el caso que Keiko gane— una transición caótica que pondría en juego la continuidad democrática del país. Es por ello que, en el contexto de un proceso electoral pegado con baba como el que tenemos ahora, requerimos con urgencia iniciativas políticas cuyos impulsores digan claramente en qué creen, qué es lo que quieren para el país y a quién quieren en la presidencia. De lo que se trata es de confrontar ideas y de poner sobre la mesa propuestas. Ojalá que las aguas retornen a su cauce y concluyamos de la mejor manera posible este proceso, caótico pero que al fin y al cabo nos puede garantizar cinco años más de democracia. Renato Sumaria del Campo Periodista – Director del Quincenario Encuentro (Arequipa–Perú)
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