Un candidato que no conoce el territorio ni cómo piensan los ciudadanos, es un candidato que no cuenta con herramientas para vencer en un debate electoral y conquistar a quienes pretende llevar hasta las urnas. Se parece al médico que, sin un examen, radiografía o chequeo del paciente, empieza a enviar tratamientos y medicinas. El resultado es nefasto. Es clave para cualquier campaña, poder iniciar con un buen análisis de la realidad cualitativa y cuantitativa del entorno con base en herramientas como las encuestas, las entrevistas o los grupos focales e incluso con métodos como la observación que se cruzan con la documentación estadística que provee el Estado nacional, regional y local. Todas estas fuentes permiten a un estratega y al equipo de campaña, construir el plan de trabajo que se va a seguir para hacer de este proceso algo eficiente y eficaz para lograr un foco que permita cumplir con la regla de Oro de la gerencia en campaña: Mayor número de votos/ menor inversión de recursos. Las entrevistas son exámenes cualitativos bastante útiles que deben ir más allá de las preguntas para hacer diversas interpretaciones. Las encuestas son más puntuales y desde el rasgo de la opinión, constituyen una muy buena oportunidad para obtener la fotografía precisa del momento. De otro lado los grupos focales son instrumentos de recolección de datos que aprovechan al sujeto en tanto miembro o contra miembro de un colectivo y permiten evaluar percepciones de grupo, lenguajes, valores, opiniones, temas polémicos o reacciones colectivas que mueven a las personas desde su condición social, cultural y política. Es claro que una buena y razonable selección del universo, la población y el muestreo va a permitir inferior la representatividad de los resultados y lograr un margen de error inferior a l 5% como se recomienda en la metodología científica. Miguel Jaramillo Luján Consultor P
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