Por: Juan José Aux
Indignación colectiva, poca credibilidad en las instituciones y nula representatividad en los gobiernos, son el común de los sentires de los ciudadanos que han generado las multitudinarias manifestaciones en Suramérica. El reclamo es contra los gobiernos, contra la clase política, sin importar que sea de derecha o de izquierda.
Esto es lo que sucedió en los últimos meses en Colombia, Bolivia, Chile y Ecuador; en donde las protestas han puesto en “jaque” a los gobernantes. Los otros países del continente no se quedan atrás, las movilizaciones ocurrieron en Brasil, Perú, Uruguay, Venezuela y Argentina, pero en una menor medida. A este movimiento suramericano se compara con la Primavera Árabe.
En Chile, las protestas por el aumento del pasaje del metro detonaron una serie de reclamos ciudadanos. El 6 de octubre iniciaron las manifestaciones que crecieron hasta extenderse a todo las capitales (Valparaíso, Concepción y La Serena). El reclamo llego a tal punto, que el presidente, Sebastián Piñera, en negociación con los protestantes, convocó a un plebiscito en abril de 2020, para determinar si redactan una nueva Constitución y quien sería el encargado de hacerlo. La crisis no llega a su fin y la polarización se mantiene.
De forma similar, en Ecuador, los movimientos indígenas y otros sectores de oposición al presidente, Lenin Moreno, protestaron, desde el 2 de octubre, contra las medidas económicas impuestas por el mandatario. Durante días hubo toque de queda y enfrentamientos entre los manifestantes y la Fuerza Pública, que cobraron la vida de varios ciudadanos. Tras un dialogo, el Gobierno y los líderes del paro, con intermedio de las Naciones Unidas, lograron derogar el decreto y apaciguar el descontento ciudadano.
En Bolivia la polarización es marcada y el Gobierno ha sufrido cambios gigantescos, que han llegado a ser calificados como “Golpes de Estado”. Las protestas de un sector amplio de la población, por presunto fraude electoral generaron la renuncia del entonces presidente, Evo Morales. Esto derivó en que Jeanine Áñez se autoproclamara presidenta interina y los votantes de Morales marchan y bloquean La Paz (capital de Bolivia) en contra del golpe.
Colombia vive la movilización más grande de la última década, diversos sectores se manifiestan en contra del “paquetazo” de Iván Duque. Esta ya supera los 10 días y el Gobierno y los ciudadanos no encuentran puntos en común para lograr acuerdos exitosos.
No obstante, los otros países latinoamericanos han convocado a movilizaciones, sin lograr el mismo efecto que en sus vecinos, deseando que con ello puedan entrar a su “primavera”. Por ejemplo, el líder opositor venezolano, Juan Guaidó, ha convocado distintas marchas contra Nicolás Maduro, sin embargo no ha encontrado despertar a los contradictores que se han movilizado por años.
Además, en Argentina, tanto el presidente, Mauricio Macri, y la opositora y expresidente, Cristina Fernández de Kirchner, en el margen de las elecciones presidenciales del 27 de octubre generaron la movilización de miles de ciudadanos, unos que marchan en apoyo a Macri y otros a Kirchner.
De igual forma en Uruguay, en donde protestaron en contra de una reforma militar. Y en Brasil, tras la salida de la cárcel del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, las marchas contra el presidente, Jair Bolsonaro, y sus políticas se intensificaron.
Muchas de las manifestaciones han marcado el momento de crisis en donde los gobernantes han perdido maniobra y gobernabilidad. La sociedad tiene un descontento y, como lo marcan las cifras de encuestas y estudios, cada vez menos gente cree en la democracia y sus instituciones. Además, los mandatarios han sido golpeados y su impopularidad es incluso más grande que el descontento, así parece que el continente busca entrar en su “Primavera Suramericana”.
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