Las redes sociales se han convertido en un canal de comunicación entre políticos y ciudadanos, a través de ella muestran el día a día, deja a un lado a la figura pública que da declaraciones con traje y corbata y muestra el lado humano; el padre, madre o hijo que comparte en casa, que tiene amigos y eso sin duda los acerca a sus futuros votantes.
Al momento de entrar en auge con otra plataforma digital todos buscan adaptarse a ella para llegar a los diferentes públicos y eso no está mal. Tal ha sido el caso de los últimos procesos electorales en Latinoamérica donde los candidatos a presidencia, diputados, congresistas y alcaldes han aprovechado de llegar a las generaciones más jóvenes en formatos de 15 segundos en promedio.
El crítico literario inglés, Óscar Wilde mantenía que “Hay solamente una cosa en el mundo peor que hable de ti y es que no hablen”. Al parecer este ha sido el principio de muchas personas en redes sociales, hemos visto políticos sin camisa, en ropa interior, pijama, bailando Lambada y muchos más, que cruzaron la delgada línea entre las estrategias digitales y la ridiculez.
Todas las plataformas de comunicación pueden ser útiles para forjar la marca de un candidato, pero estas deben ser seleccionadas y tratas con cautela y visión, y no perder el respeto a la autoridad por ganar unos likes.
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